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    La retención de la placenta: signos y síntomas

    Última modificación 16 de febrero de 2022
    Datos verificados
    Revisado por profesional médico Anna Klepchukova, MD, Directora científica de Flo
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    ¿Tienes miedo de no ser capaz de expulsar la placenta una vez hayas dado a luz? Saber cuáles son las causas, los síntomas y signos de la retención placentaria te ayudará a superar tus miedos.

    La retención placentaria: definición

    ¿Qué es la retención placentaria en la mujer? Empecemos con lo básico. La placenta es un órgano temporal que conecta al feto con el tejido del útero a través del cordón umbilical.

    Este órgano es crucial: por un lado, mantiene el suministro de sangre del bebé separado del de la madre. Por el otro lado, proporciona el vínculo entre ambos y desarrolla las funciones que el bebé no nacido no puede hacer por sí mismo. La placenta también protege al bebé de las infecciones. 

    Cuando nace el bebé, la placenta suele salir con un par de contracciones. Pero no es así siempre. A veces se queda total o parcialmente y no puede salir por vía natural. Esta afección se la conoce como retención de la placenta.

    La retención de la placenta puede deberse a un parto difícil y a la pérdida de fuerza de la mujer. ¿Cuáles son las complicaciones de la retención placentaria? Si no se trata a tiempo, la retención de la placenta puede provocar endomiometritis y hemorragia posparto.

    ¿Cómo puede ayudarte Flo?

    Tipos de la retención placentaria

    Hay cuatro tipos principales de retención de la placenta.

    • Placenta adherida

    Es el tipo más común. Esto ocurre cuando las contracciones del útero de la madre son demasiado leves como para expulsarla. Y da como resultado la adherencia de la placenta a la pared del útero tras el parto.

    • Placenta acreta

    Es cuando la placenta se adhiere superficialmente al miometrio uterino. Esto causa la incapacidad de la placenta de separarse debidamente de la pared uterina tras el parto. Puede derivar en hemorragia profunda y shock con una mortalidad y morbilidad maternal considerable, como la necesidad de histerectomía, lesión quirúrgica del uréter, vejiga y otras vísceras, síndrome de dificultad respiratoria adulta, fallo renal, coagulopatía y muerte.

    • Placenta previa

    En este caso, la placenta se adhiere dentro del útero, pero cerca o sobre la abertura cervical. Esta afección provoca un parto difícil y deriva en hemorragia posparto grave. Puede que la madre necesite una transfusión de sangre tras el parto para sobrevivir.

    • Placenta atrapada

    Esto ocurre cuando la placenta se desprende con éxito de las paredes del útero, pero se vuelve muy difícil expulsarla. Muchas veces ocurre por el cierre del cuello uterino antes de que la placenta se expulse.

    Signos y síntomas de la retención placentaria en mujeres

    En muchos casos, los signos y síntomas de la retención placentaria son los siguientes:

    • Flujo vaginal con un olor pútrido
    • Fiebre alta
    • Calambres dolorosos o contracciones
    • Retraso en la producción de leche
    • Hemorragia posparto

    Todos estos síntomas son muy importantes y deben tratarse debidamente.

    La retención placentaria: tratamiento

    Hay varias formas de tratamiento para la retención placentaria humana en el útero e incluyen la eliminación manual de la placenta.

    • El raspado se usa para eliminar los restos de la placenta después de la eliminación manual. Este método se usa para raspar los desechos del útero en el caso de una placenta acreta.
    • La tracción controlada se usa cuando hay una placenta atrapada en el útero. En este caso, tu médico te ayudará a expulsar el cordón umbilical para eliminar la placenta.
    • La expulsión manual de la placenta la puede realizar tu médico. Él o ella introducirán un catéter para vaciar la vejiga y te darán un antibiótico intravenoso para prevenir las infecciones. Después te pondrán anestesia y tu médico extraerá la placenta. Por último, te darán un medicamento intravenoso para permitir las contracciones del útero.

    La retención placentaria: factores de riesgo

    Esta afección es predominante es algunas mujeres debido a ciertos factores. Entre ellos se incluyen:

    • Embarazo después de los 30: quedar embarazada tarde puede provocar la aparición de esta afección. La retención de la placenta puede deberse a la pérdida de fuerza durante el parto.
    • Dar a luz prematuramente: esto también expone a una mujer a sufrir esta afección.
    • Si las primeras fases del parto han sido largas, esto puede provocar la debilidad en la expulsión de la membrana fuera del útero.
    • Dar a luz a un mortinato también puede causar retención de la placenta.

    Otros factores de riesgo incluyen la placenta bilobulada, cirugía uterina previa, etc. 

    ¿Cuáles son las complicaciones de la retención de la placenta?

    En la lista de complicaciones posparto, la hemorragia causada por la retención de la placenta es la más grave. Esta incapacidad de expulsarla causa una hemorragia grave de los vasos sanguíneos durante 24 horas y se conoce como hemorragia posparto primaria (Primary Postpartum Hemorrhage, PPH).

    También hay riesgo de que la anestesia general usada durante el tratamiento entre en la leche materna y la madre no sea capaz de dar el pecho inmediatamente tras la cirugía.

    ¿Puedo prevenir la retención de la placenta en el siguiente embarazo?

    Por desgracia, no se ha demostrado científicamente si existe la prevención para la retención de la placenta. Pero se ha observado que el uso de la oxitocina artificial puede aumentar el riesgo de sufrir retención de la placenta. Si ya has sufrido esta afección, hay una alta posibilidad de que vuelva a ocurrir. 

    El contacto cuerpo a cuerpo con el bebé puede ayudar a reducir el riesgo de la retención de la placenta. 

    Si estás dentro de los factores de riesgo o ya has sufrido la retención de la placenta, acude a tu médico antes de volver a dar a luz. Él o ella te ayudarán a evitar las posibles complicaciones.

    Historial de actualizaciones

    Versión actual (16 de febrero de 2022)

    Revisado por profesional médico Anna Klepchukova, MD, Directora científica de Flo

    Publicado el (11 de marzo de 2020)

    En este artículo

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