Hemorragia postparto: signos y síntomas
La hemorragia puerperal es un síntoma frecuente, tanto después del parto vaginal como por cesárea, y que te indica que algo no está bien.
Por naturaleza, se espera que una mujer que acaba de dar a luz tenga una pérdida de sangre de cerca de 30,5 pulgadas cúbicas (500 ml).
Desgraciadamente, esta situación puede convertirse en una hemorragia puerperal cuando el útero no logra contraerse adecuadamente después de la expulsión de la placenta o debido a laceraciones y desgarros en el útero, la vagina o el cuello uterino y que, por lo tanto, origina un sangrado excesivo que puede hacer que tengas que cambiarte de compresa frecuentemente en una misma hora.
Si este sangrado excesivo se presenta después de una o dos semanas posparto, puede deberse a restos de placenta que se encuentran retenidos en tu útero y que no fueron expulsados.
Esto es algo que también te pone en un mayor riesgo de hemorragia puerperal y por tanto no debes descuidarlo. Si ya estás en casa y notas este síntoma, la primera persona a quien debes consultar es a tu médico. En el caso de tener restos de placenta, tu médico podría recomendarte un procedimiento quirúrgico para extraerlos. Si todavía estás en el hospital y detectas esta situación que puede poner en peligro tu vida, debes indicarlo a la matrona o a la doula en caso de que tu médico no esté disponible, para que te ayude a palpar tu útero y a estimular las contracciones o para que te recete la hormona oxitocina sintética, según sea el caso.
Algunas complicaciones de la hemorragia puerperio l son anemia, choque hemorrágico o incluso la muerte. Pase lo que pase, si notas este sangrado excesivo o coágulos en el posparto que sean más grandes que una moneda de 2 euros, no dudes en comunicárselo a tu médico, ya que es importante que tengas presente que la hemorragia puerperal es la tercera causa más frecuente de muerte materna.