La fase folicular del ciclo menstrual va desde el inicio de la menstruación hasta unos pocos días después (generalmente entre los días 1 y 13), cuando el nivel de estrógeno se encuentra bajo.
Los estudios han demostrado que las mujeres son más susceptibles al dolor en la primera mitad de la fase folicular (día 1–6).
Para evitar el dolor intenso, se recomienda que pospongas citas odontológicas, de depilación, de peeling estético o de tratamientos faciales, así como otros procedimientos dolorosos para que tengan lugar 5–7 días después del final de la menstruación.
La tolerancia al dolor alcanza su máximo hacia la mitad del ciclo y podrás retomar tus hábitos de salud y belleza.
Los periodos dolorosos pueden ocurrir incluso cuando el sistema reproductivo se encuentra completamente sano. En este caso, esto se denomina dismenorrea primaria.
Existen numerosas causas para el dolor menstrual:
- En primer lugar, durante la menstruación, el útero se contrae para expulsar su revestimiento interno (el endometrio). Como resultado, los vasos sanguíneos se comprimen, lo que causa una falta temporal de oxígeno y provoca molestias.
- En segundo lugar, a lo largo del ciclo menstrual, los tejidos uterinos acumulan prostaglandinas, unas sustancias similares a las hormonas que intensifican las contracciones uterinas. Cuanto más alto sea el nivel de prostaglandinas, más intenso será el dolor. Las prostaglandinas se acumulan en otros tejidos musculares lisos, por ejemplo, en los bronquios o intestinos, por lo que los periodos dolorosos suelen ir acompañados de náuseas, vómitos y diarrea.
- El dolor menstrual también puede ser una señal de dismenorrea secundaria. En este caso, a menudo se asocia a trastornos en la pelvis (endometriosis, inflamación del útero y apéndices uterinos), y es aconsejable que te sometas a una revisión.
El dolor referido es el dolor que se produce lejos de su fuente real. Durante tu periodo puede que sientas molestias no solo en la parte baja del abdomen, sino también en la parte baja de la espalda, el sacro o la zona de la cadera.
Una zona tan amplia de dolor se relaciona con la estructura del sistema nervioso, ya que los plexos nerviosos se encuentran muy cerca uno del otro en el área pélvica.
En la mayoría de los casos, el dolor menstrual es el resultado de las contracciones uterinas.
Los impulsos de dolor se transmiten a través de la red nerviosa desde el útero al plexo uterino y luego a los nervios raquídeos, lo que causa molestias en la parte baja de la espalda, el sacro o las caderas.
Además, los tejidos uterinos acumulan prostaglandinas, sustancias de tipo hormonal que intensifican las contracciones uterinas. Cuanto más alto sea el nivel de prostaglandinas, más intenso será el dolor.
El dolor de espalda del periodo puede ser más intenso si el útero se inclina hacia atrás en relación con otros órganos pélvicos.

Los primeros días de tu menstruación serán probablemente los más dolorosos. Esto es debido a que el útero se está contrayendo para desprenderse del revestimiento interior y producir el periodo menstrual.
El ejercicio, el sexo y tomar tu comida preferida estimula la producción de hormonas que alivian el dolor y mejoran tu estado de ánimo.
Pero, si te sientes realmente mal, no te fuerces a realizar una actividad física. Sencillamente trata de escuchar lo que tu cuerpo te dice.
Antes de la menstruación, los tejidos uterinos sintetizan las prostaglandinas, unas sustancias similares a las hormonas que participan en la regulación de las contracciones uterinas cuando el útero está expulsando su revestimiento interno (el endometrio).
Si los niveles de prostaglandinas aumentan, el útero se contrae de forma más activa y el dolor que precede y acompaña a tu periodo se vuelve más intenso.
Puedes reducir el malestar controlando la producción de prostaglandinas con la ayuda de una dieta.
Para el alivio de los cólicos menstruales, intenta suplir tu dieta con alimentos que contengan:
- ácidos grasos omega 3 (aceite de pescado, linaza, marisco, nueces)
- licopeno (tomates, pomelos rosados, albaricoques, guayabas)
- bromelina (piña)
- el extracto de jengibre y las vitaminas B, E y C, así como el magnesio, ayudarán a aliviar el dolor menstrual ya que afectan las contracciones del músculo liso uterino.
El equilibrio de las prostaglandinas se ve alterado por el consumo de tabaco, cafeína y alcohol, así que intenta limitar el consumo de estas sustancias.
También deberías evitar el estrés y una alimentación caótica, ya que esto tiene un efecto negativo en tu bienestar general.
Un estudio encontró que el jengibre era tan efectivo como el ibuprofeno para aliviar los cólicos menstruales y reducir la intensidad y duración del dolor.
Si tienes periodos dolorosos, prueba esta receta de té de jengibre: deja en infusión 2 cucharadas de raíz de jengibre fresca en agua durante 15 minutos, luego cuélalo y disfrútalo con miel o limón.
Las prostaglandinas son sustancias biológicamente activas que provocan dolor. En el tejido uterino, causan contracciones uterinas severas y dolor intenso.
Las molestias también pueden deberse a que el útero se inclina hacia adelante o hacia atrás en relación con otros órganos.
El sangrado menstrual abundante a menudo se asocia con un desequilibrio de las hormonas sexuales, un mal funcionamiento de la glándula tiroides o trastornos de coagulación de la sangre.
Para aliviar el dolor y reducir la pérdida de sangre, se recomienda aplicar una bolsa de hielo en la parte inferior del abdomen (durante no más de 15 minutos).
Para prevenir la anemia, está recomendado incluir alimentos y productos médicos que contengan hierro y vitaminas E, C y B9 (ácido fólico) en la dieta.
Si los periodos abundantes o dolorosos se han convertido en algo habitual, consulta a tu médico. Es probable que te recete antiinflamatorios no esteroideos y agentes hemostáticos o anticonceptivos orales combinados.